Nueva sala introductoria exhibe piezas que plasman el resplandor de la zona arqueológica de Las Pilas

Por Luis Galindo

Agencia Libertad ANI (México, 7 de Junio).- A través de piezas arqueológicas, réplicas de vasijas, un mural y la representación de un entierro humano antiguo, es lo que ofrece la Nueva Sala Introductoria, que muestra el resplandor prehispánico de la Zona Arqueológica de Las Pilas, en Morelos.

Las Pilas alcanzó su esplendor entre los años 500 y 600 d. C., cuando se volvió un enclave teotihuacano que destacó por su culto a Tláloc, y que ahora el visitante podrá admirar esas piezas, que brindan una retrospectiva de más de 40 años de investigación arqueológica, así como una mirada a uno de los enclaves teotihuacanos más importantes que se desarrolló en esta región del hoy territorio morelense.

Se trata, asimismo, de un anhelo buscado desde la década de 1980, cuando el sitio fue abierto al público, comentó la titular del Proyecto Arqueológico Las Pilas y responsable académica de la zona arqueológica, Guadalupe Martínez Donjuán, mediante un comunicado de la oficina de prensa del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

El nuevo espacio museográfico, indica la arqueóloga, brinda a las y los visitantes una noción de cómo fue el sitio en su etapa de esplendor, entre los años 500 y 600 d.C., toda vez que la arquitectura vigente pudiera parecer menor a los ojos externos.

Ello se debe, en parte, “a que la mayoría de las estructuras fueron saqueadas para reusar sus materiales en tiempos prehispánicos, virreinales y contemporáneos.

Cabe recordar que este sitio arqueológico fue descubierto en los años setenta, cuando se construía un balneario en los límites de Jonacatepec, el cual fue llamado Las Pilas, y transfirió esta denominación al emplazamiento histórico contiguo.

La Sala Introductoria, detalla Guadalupe Martínez, se integra por alrededor de 50 piezas arqueológicas, entre figurillas y objetos rituales de pequeño formato localizados en el sitio; réplicas de una vasija Tláloc y de otras piezas cerámicas, así como la recreación del entierro de un personaje ataviado con orejeras, collares y ofrendas mortuorias.

Se muestra también un mural, obra del artista local Rafael Rodríguez, en el cual, sin sobrecargar a las personas de información, se muestra lo que debió ser la pequeña aldea de agricultores a inicios de nuestra era, pasando por el auge de Las Pilas como un centro religioso, su declive y reocupaciones después de la llegada de los españoles.

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