Los grandes perdedores

Javier Esquivel Lo perdedores de la jornada electoral no fueron las y los candidatos que no alcanzaron los votos necesarios de la población para convertirse en gobernadores o gobernadoras de su entidad. Tampoco fueron aquellas personas

Javier Esquivel

Lo perdedores de la jornada electoral no fueron las y los candidatos que no alcanzaron los votos necesarios de la población para convertirse en gobernadores o gobernadoras de su entidad. Tampoco fueron aquellas personas que se quedaron lejos de conseguir una presidencia municipal o una curul.

Ni los desacreditados dirigentes partidistas de Morena, PRI, PAN, PRD, PVEM y MC fueron los que perdieron. Ellas y ellos solo transitan en un momento en la historia del país. Sumar o restar gubernaturas no los hace ni más populares ni menos rechazados por la gente o al interior de sus partidos.

Los líderes partidarios seguirán inamovibles en sus cargos. Perder casi todas las gubernaturas no los harán renunciar o iniciar un proceso de autocrítica. Ellas y ellos seguirán en la misma dinámica y con la mira puesta en 2023 y 20224. Son los mismos rostros que veremos dos años más.

Los grandes perdedores de las elecciones de anoche fueron las y los ciudadanos que no tuvieron alternativas de elegir quien les ofreciera soluciones reales a sus necesidades. Tuvieron que conformarse con escoger entre dos propuestas que han ofrecido lo mismo de los últimos años. Sí solo dos.

La población que acudió a votar ayer se vio entrampada entre dos únicas alternativas: Creer que lucha contra corrupción y la transformación de las virtudes políticas mejorarán sus vidas o dar su voto y apoyo a quien solo ofrece antilopezobradorismo.

Dos opciones únicamente en un país que destina millones de pesos de su presupuesto anual a partidos políticos y a su órgano autónomo, el INE, para hacer que la vía democrática sea satisfactoria para las y los mexicanos.

Perdieron todas las personas que fueron parte de estructuras partidistas, promotores de voto, porristas, volanteros, representantes de casillas y todas aquellas personas que llenaron las plazas con banderas y ensordecieron multitudes con vivas y vítores también perdieron.  

A pesar de dejar su voz e invertir su tiempo por semanas quizá las candidatos y candidatas que apoyaron nunca sepan ni sus nombres.

Pierden los electores al dejar seis años más el destino de sus entidades en candidatas y candidatos populares que quizá no sean tan eficaces a la hora de gobernar. 

Recordemos que el promedio de aprobación de los gobernadores es menor al 60 por ciento. Es decir, las y los mexicanos seguimos eligiendo al más popular, aunque tenga deficiencias para gobernar.

El gran perdedor también es el sistema de partidos en México que goza de menores índices de confianza, representatividad y de buena imagen.

Nuestro sistema de partidos políticos ha dejado de ser tan sólido y fuerte como en otros años, hoy son menos representativos para la gente que para su sobrevivencia requieren unirse a pesar de sus diferencias históricas y sus ideales contrapuestos.

Perdemos mucho con la polarización, perdemos al ser hoy una democracia de solo dos opciones antagónicas que pelean mucho, pero ofrecen y solucionan poco. 

Cerramos este ciclo electoral desde el ámbito ciudadano con números rojos, y si nos asomamos al 2023 y 2024 las cosas no parecen ser mejores. 

Somos la democracia de las dos opciones y así perdemos todos.

@Javoesquivel

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<p>Javier Esquivel</p>
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<p>Lo perdedores de la jornada electoral no fueron las y los candidatos que no alcanzaron los votos necesarios de la población para convertirse en gobernadores o gobernadoras de su entidad. Tampoco fueron aquellas personas </p>
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Javier Esquivel, estratega electorql
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