Profundas transformaciones han impuesto el COVID en la vida de millones de personas

Redacción Agencia Libertad ANI (México 21 de julio).- La propagación del COVID-19 y la prolongada cuarentena han impuesto profundas transformaciones en la vida de millones de personas, así como en la ecología cultural de las sociedades, ya que el encierro prolongado ha producido sesgos sensoriales, temporales, espaciales, corporales y de rol, así como cambios sensitivos en la abstracción del entorno, aseguró Fernando Gutiérrez Cortés.

En el Ciclo de Conferencias sobre Innovación educativa que organiza la Unidad Cuajimalpa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el doctor en Diseño y Visualización de la Información por esta casa de estudios señaló que el confinamiento obligado por la pandemia “alteró el sentido de nuestra vida cotidiana e introdujo cambios significativos en la percepción, la comprensión, los sentimientos y los valores de los seres humanos, además de que se modificaron hábitos de relación familiar, lo que trajo efectos tanto positivos como negativos”.

En el ámbito de la educación ha sido preocupante el rezago que se empezó a notar en el desempeño escolar tanto en el nivel primaria, como en el medio superior y superior. Los efectos significaron cambios importantes en la percepción de profesores y alumnos.

Para el estudiantado las clases virtuales representaron más trabajo y menos aprendizaje, como lo documentaron algunas instituciones. En el nivel primaria, la inadaptación a estos recursos virtuales condujo a que muchos padres de familia cambiaran de escuela a sus hijos o suspendieran de manera temporal su formación.

En la enseñanza superior se registró una alta deserción por efectos como la pérdida de contacto con sus maestros, no poder realizar sus tareas y no contar con las condiciones tecnológicas para continuar, ya fuera porque no tenían dispositivos electrónicos o por falta de internet.

Para los docentes fue todo un reto mantener el interés en las clases virtuales, porque en ese entorno se requería de ciertas adecuaciones para crear un diseño de ambientes de aprendizaje y en un principio eso no sucedió.

Ciertas instituciones ya tenían experiencia en el ámbito de la educación digital, lo que permitió que esta transición fuera más sencilla, tanto para profesores como para estudiantes, pero cada organización pedagógica diseñó sus propias estrategias para crear los espacios virtuales de enseñanza aprendizaje con base en sus propias tecnologías disponibles, y tuvieron que desarrollar nuevas habilidades para la educación a distancia, porque en la mayoría de los casos no había un conocimiento previo.

Un reto muy importante se concentró en el mentor, que tuvo que diseñar su programa de aprendizaje efectivo en entornos virtuales en un tiempo reducido. La investigación de los efectos de esto permitió reconocer cómo las personas experimentaron cambios drásticos en su estilo de vida, como deterioros emocionales a los que antes no se les ponía atención. Esto pone en evidencia la necesidad de que las instituciones atiendan problemas más allá del rol del proceso de enseñanza-aprendizaje.

En 2021, el Centro para el Estudio Digital presentó una encuesta a estudiantes acerca de la enseñanza en línea vs. la presencial, que arrojó un resultado paradójico; algunos preferían las clases en línea y otros la rechazaban categóricamente. En el entorno digital, las personas experimentaron una saturación de información y desconfianza en las fuentes, además de que más de 50 por ciento desaprobó la calidad de la educación.

Algunas de las primeras consecuencias del confinamiento fue el crecimiento exponencial del comercio electrónico, que en México ascendió en 81 por ciento de acuerdo con datos de la Asociación Mexicana de Ventas Online. La confiabilidad en internet se incrementó también por encima de otros medios convencionales. Los usuarios en redes sociales aumentaron en población y horas de interacción, sobre todo en Facebook, Twitter, Whatsapp, YouTube e Instagram, y TikTok, primordialmente entre los jóvenes. 

Por otro lado, el teletrabajo se experimentó como una gran alternativa, aunque también se manifestaron crisis al respecto porque el hogar no era el espacio de trabajo ideal para desempeñarse. A partir de la experiencia del COVID, muchas empresas vieron la oportunidad de continuar desarrollando ciertas áreas de trabajo a nivel digital y hasta potenciarlas. 

El último censo nacional registró una conectividad a internet de 84 millones de usuarios, de 130 millones de que se compone la población total, lo que habla de una carencia significativa, pues en comparación con algunos países de Latinoamérica como Brasil o Argentina, México sigue padeciendo rezago.

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