Con música y con una canción principal de cada país, se presentaron a las selecciones que participan en el Mundial de Qatar 2022 y las del Cielito Lindo se dejaron escuchar en el estadio

*Se extrañaron las inauguraciones de los mundiales de Brasil y de Rusia

Redacción Agencia Libertad ANI (México 20 de noviembre de 2022).- La ceremonia de apertura de la Copa del Mundo 2022 se llevó a cabo en el Estadio Al Bayt, donde el Emir Tamim bin Hamad Al Thani dio la bienvenida a los equipos participantes, así como a los aficionados del orbe, al tiempo que el actor estadounidense Morgan Freeman dio un mensaje de tolerancia y respeto.

Las bandera de las 32 selecciones naciones participantes en la fase final del Mundial Qatar 2022 no podían faltar; a partir del Mundial 2026 los equipos calificados aumentarán de 32 a 48 y los partidos pasarán de 64 a 80.

El actor Morgan Freeman apareció en su repetido papel del todo poderoso para crear el cielo y la tierra y de ahí, claro está, pasar al futbol. Aseguró que “el futbol da la vuelta al mundo y el que une a las naciones une también a las comunidades”

Con el cansado recurso de contar la historia del mundo, según la perspectiva del país en curso; requiriendo de una figura internacional para crear expectativa y de los cantantes que no contaron con escrúpulos para negarse a participar en el evento, la Copa del Mundo cobró vida.

Una vida que hasta el momento cuenta con un ambiente frío, sin el sabor que se vivió en Rusia hace cuatro años, ya no se diga en Brasil hace ocho.

Con la música, con una canción principal de cada país, se presentó a las selecciones participantes, y fácilmente fueron reconocidas las estrofas del Cielito Lindo, en clara alusión a México.

Las luces transforman el campo en arena, la arena se tona verde, y las palabras de los políticos se les lleva el viento.

La tradición qatarí y la modernidad se mezclaron en la ceremonia de inauguración del Mundial 2022, en el estadio Al Bayt de Al Khor, una de las joyas arquitectónicas erigidas para albergar la competición y escenario del primer partido, entre la selección anfitriona y la de Ecuador.

El escenario del acto no podía ser más adecuado. El estadio toma su nombre de las bayt al sha’ar, las tiendas tradicionales que usaban los nómadas de Qatar y de la región del Golfo y su estructura se asemeja claramente a ellas.

Bajo la presidencia del emir Sheikh Tamim bin Hamad Al Thani, muy aclamado por el público, el primer Mundial de la historia en Oriente Medio exhibió una ceremonia rápida, de media hora, por momentos muy sentida, en la que se mostraron las raíces del país, su vinculación al desierto, y se quiso mandar un mensaje de unidad y de modernidad.

Llega la canción principal, entonada por uno de los integrantes del famoso grupo coreano, BTS Jung Kook, acompañado de un cantante local.

El jeque de Qatar firma una vieja camiseta y se pasa a la parte final de la ceremonia, donde las mascotas de los Mundiales pasados aparecen parea hacerle la corte a la nueva mandamás que reinará por menos de un mes.

La gente comienza a prenderse, o eso pretenden. Los ecuatorianos quieren poner el ambiente, pero son minoría ante todo el mundo área que muy a su manera viven su primera Copa del Mundial.

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