Por: Arturo García Caudillo
Agencia Libertad ANI (México, 15 de septiembre de 2023).- Con una arenga de poco más de dos minutos, en la que destacaron los llamados a acabar con la corrupción, la avaricia, el racismo y la discriminación, el presidente Andrés Manuel López Obrador llevó a cabo el tradicional Grito de Independencia desde Palacio Nacional.
Una vez más rompió el protocolo para defender su movimiento y sus ideas. Primero porque al evento no invitó a los representantes de los poderes judicial y legislativo, que en otros años le han acompañado para celebrar el inicio de la gesta independentista.
El Ejecutivo Federal caminó por el pasillo principal que lo llevaría al balcón central, acompañado de su esposa, la historiadora Beatriz Gutiérrez Müller, quien llegó ataviada con una blusa blanca con olanes, una falda larga de colores, y un peinado sencillo con el cabello recogido. López Obrador, por su parte, visitó un traje oscuro, camisa blanca, corbata roja y la banda presidencial en el pecho.
Tras recibir el lábaro patrio de la escolta de cadetes, ya en el balcón central arengó a los miles de mexicanos apostados en el zócalo capitalino, quienes reaccionaron al grito de: “Mexicanas, mexicanos ¡Viva la Independencia! ¡Viva Miguel Hidalgo y Costilla! ¡Viva Josefa Ortiz de Domínguez! ¡Viva Ignacio Allende! ¡Viva Leona Vicario ¡Viva José María Morelos y Pavón ¡Viva Vicente Guerrero! ¡Vivan los héroes anónimos! ¡Viva la libertad ¡Viva la igualdad! ¡Viva la justicia! ¡Viva la democracia! ¡Viva nuestra soberanía! ¡Viva la fraternidad universal!”.
El Primer Mandatario hizo una pausa y volvió a llamar a la ciudadanía “Mexicanas, mexicanos: ¡Que muera la corrupción! ¡Que muera la avaricia ¡Que muera el racismo! ¡Que muera la discriminación! ¡Que viva el amor! ¡Que vivan nuestros hermanos migrantes! ¡Vivan los pueblos indígenas! ¡Viva la grandeza cultural de México! ¡Viva México! ¡Viva México! ¡Viva México!”.
Enseguida, el político tabasqueño comenzó a repicar el Esquilón San José, mejor conocido como la campana de Dolores, al tiempo que se echaron a repique todas las campanas de la Catedral Metropolitana, hecho que no ocurría desde hace 50 años. El repique duró más de la cuenta, porque el titular del Ejecutivo andaba ganoso y siguió jalando del listón durante 50 segundos.
Finalmente, tomó la bandera tricolor y la devolvió a los cadetes. Enseguida regresó al balcón y miró desde ahí la pirotecnia que subía desde detrás de la catedral. Una vez concluida, saludó a los presentes, que gritaban: “Es un honor estar con Obrador”.