HOY EN LA MAQUINA DE ESCRIBIR

Por Adolfo Sánchez Venegas

*Ningún Presidente había calificado como “racistas” a los mexicanos

*Con acusaciones y calificativos divide a los mexicanos

*Hay que salir a la calle para defender al INE para que no caiga en las manos corruptas de los morenistas

*Es el momento de que la oposición deje sus diferencias y presente propuestas para rescatar al país

Por primera vez en la historia del México moderno un Presidente de la república se ha atrevido a calificar como “racistas” a los mexicanos, porque no están de acuerdo con su propuesta de reforma electoral en donde el Gobierno federal y su mayoría buscan apoderarse del Instituto Nacional Electoral y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y tener una democracia a “modo”.

Andrés Manuel López Obrador se lanza con todo contra aquellos que se atreven a cuestionarle sus programas asistencialistas y electoreros, porque es la única forma de que Morena pueda ganar en las elecciones. Es muy fácil dar dinero cuando no es suyo, sino de todos los mexicanos y empresarios que pagan puntualmente con sus obligaciones fiscales.

Lo único que ha logrado el hombre a quien le queda muy grande la silla y la banda presidencial es dividir a los mexicanos y confrontarlos, comprar la conciencia de los altos mandos militares y utilizar a las instituciones judiciales para perseguir a sus enemigos o ayudar a sus amigos y familiares.

Como lo dijo claramente el consejero electoral Ciro Murayama y esto se le ha olvidado al señor que ocupa Palacio Nacional que la ciudadanía tiene derecho a participar libremente en los asuntos políticos del país. Así lo dice la Constitución, pésele a quién le pese.

Sin embargo, López Obrador ha aprovechado la mayoría ficticia que tiene en el Congreso de la Unión para pisotearla y sino logra sus objetivos recurre al otro poder que tiene bajo su control y que es la Suprema Corte de Justicia de la Nación, donde ha colocado a sus incondicionales para satisfacer su hambre de poder.

También utiliza a la Fiscalía General de la República, que supuestamente es independiente y autónoma, para perseguir a sus rivales políticos y sus familias y les inventan delitos para doblarlos y se vayan del país.

Ahí tenemos el caso del ex Presidente Felipe Calderón Hinojosa a quien se le quiere fincar todo tipo de delitos para encarcelarlo y en este caso utiliza a una de sus corcholatas que ocupa el Palacio de Cobián para inventarle de que es investigado por organizaciones internacionales por supuestos delitos de lesa humanidad.

López Obrador no ha podido superar mentalmente la derrota que le infringió en 2006 el panista y lo ha convertido en su enemigo preferido y acusarlo de que le robo la Presidencia de la república.

Por eso ahora busca una reforma electoral a modo y a su justo para que sus floreros que tiene de adorno en el Gobierno de la Ciudad de México, en las Secretarías de Relaciones Exteriores y de Gobernación no corran el peligro de ser derrotados en el 2024.     

Una primera prueba de ese peligro fueron las elecciones de 2021 donde Morena y sus aliados perdieron el control de la Ciudad de México y la mayoría calificada en el Palacio Legislativo de San Lázaro, lo cual lo ha obligado a hacer alianza con el partido que lo vio nacer políticamente y que es Partido Revolucionario Institucional y que gracias a esos priistas que califica como corruptos, rateros y vende patrias pudo sacar adelante su propuesta de que las fuerzas armadas estén en las calles hasta el 2028.

Especialistas internacionales como Daniel Zovatto, director de IDEA Internacional, calificó a la Reforma Electoral de López Obrador como “mala, inoportuna y muy peligrosa” de cara a las presidenciales de 2024 en nuestro país.

Incluso se atrevió a decir que es una mala reforma porque compromete la autonomía de los órganos electorales si sus integrantes son nombrados a través de una “consulta ciudadana” y donde seguramente Juanito Pérez seria consejero o presidente del organismo que se pretende crear para asegurar los triunfos de Morena y no el avance democrático del país.

Las reformas electorales que se han dado en el país las han propuesto las minorías y no el partido en el poder o el Gobierno federal como se trata de hacer ahora. Los cambios que se han logrado han permitido que nuestra democracia avance y de que los supuestos fraudes electorales que sólo existen en la mente de López Obrador ya no se den, prueba de ello, es la alternancia en el poder, el equilibrio de fuerzas en el Congreso de la Unión y lo más importante un contrapeso entre poderes.

Eso lo pretende desaparecer de un dedazo el Morenista número uno del país y estar detrás de una de sus corcholatas, porque seguramente no va a permitir que sus reformas aprobadas en la legislatura pasada sean cambiadas o desaparezcan.

El sistema electoral de nuestro país es caro debido a la desconfianza que tienen todos los partidos políticos, los actores que buscan un cargo de elección popular y del propio Gobierno que no quiere perder espacios ante sus enemigos y eso no lo dice López Obrador.

Han sido los propios integrantes de nuestro sistema político quienes han encarecido las elecciones, debido a que no tienen confianza en las reglas que ellos mismos se han dado.

Afortunadamente la participación de la sociedad en los procesos electorales ha permitido que los fraudes electorales ya no se den y nuestro sistema sea cada vez más transparente.

Los mexicanos son los que hacen las elecciones y cuentan los votos y eso lo busca desaparecer López Obrador con su reforma.

El próximo fin de semana veremos si los mexicanos estamos dispuestos a dar pasos hacia atrás y regresar al viejo sistema que tanto trabajo nos costo superar o si vamos a defender a las instituciones electorales que nos hemos dado a través de los años y que han servido para tener un sistema electoral claro y en donde gana el que obtuvo la mayoría de votos.

Los mexicanos debemos demostrarle al piro maniático de pozos petroleros que ya estamos cansados de sus mentiras, de sus acusaciones, del hostigamiento y de la persecución de aquellas que no están de acuerdo con sus proyectos.

Es el momento de salir a la calle el próximo domingo y demostrarle que el INE se debe quedar como está y no pase a manos de la mafia de Morena y de sus incondicionales.

Asimismo, el PRI, PAN, PRD y Movimiento Ciudadano deben dejar atrás sus diferencias y sentarse a negociar para fortalecer al llamado bloque opositor y pensar en propuestas reales para rescatar al país de la pobreza, la corrupción y el autoritarismo en el cual estamos inmersos desde el 2018.

El tiempo se empieza a agotar y los mexicanos exigen un cambio porque ven que este sexenio está perdido totalmente.  

También enseñarle de que los mexicanos ya no vamos caer en el juego de los calificativos y de las cortinas de “humo” al que es muy recurrente el Presidente de la república, porque lo único que hace es enfrentar a la sociedad, dividirla y engañarla.  

Solo una mente desgastada como la de López Obrador se atreve a decir que los mexicanos somos racistas por no estar de acuerdo con su reforma electoral retrograda.

Cambio de papel

Una vez más los morenistas y sus aliados aprobaron en comisiones las instrucciones de su jefe y es tener un Presupuesto de Egresos que satisface sus exigencias y caprichos, porque la inversión gubernamental que es la que genera empleos y reactiva la economía se van a programas asistencialistas y electoreros.

La inversión para infraestructura sólo esta dirigida para tres proyectos. La refinería de Dos Bocas, el controvertido Tren Maya y el Aeropuerto de Lamina “Felipe Ángeles” que con el paso del tiempo se esta transformando en un Mamut “Blanco”.

Casi el 50 por ciento del gasto del próximo año van dirigidos a los estados donde gobierna Morena y no sería una sorpresa que, en las entidades gobernadas por el PRI, Coahuila y el estado de México, vean mermados sus recursos en un afán de que Delfina Gómez gane los comicios del año próximo, así como Ricardo Mejía Berdeja, quien en sus cifras repite lo que dice su jefa de que la delincuencia se ha reducido en el país.

En las próximas horas veremos de que están hechos los diputados de la oposición y dejarán atrás sus diferencias que se dieron en el pasado reciente. Es el momento de que demuestren madurez política y piensen en el bienestar de los mexicanos.

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