El índice de alternancia en el poder en nuestro país es del 73 por ciento

*La posibilidad de poder ganar la ronda electoral siguiente es apenas una de cada tres posibilidades

*Si una reforma electoral se va a hacer a partir de rencores, filias y fobias pues no vale la pena.

Agencia Libertad ANI (México 25 mayo).- El índice de alternancia en el poder en nuestro país a partir de 2014, si se toma en cuenta todas las elecciones federales de distinto tipo; “presidentes, senadores, diputados, o locales, gubernaturas, diputaciones locales y alcaldías, el índice de alternancia en nuestro país ronda el 73 por ciento y la posibilidad de poder ganar la ronda electoral siguiente es apenas una de cada tres posibilidades, estableció Lorenzo Córdova Vianello.

A ocho años de la reforma electoral de 2014, dijo, tenemos un sistema fuerte, funcional, robusto, y acreditado.

Sentenció que el sistema electoral mexicano funciona bastante bien. “El primer gran dato para aseverar lo anterior es que se le trajo a las autoridades electorales una sobre carga inédita de trabajo, pero esto no ha implicado que las elecciones no puedan realizarse.”

Indicó que de 1990 a 2003, es decir, en 23 años de existencia del otrora IFE, esta institución organizó 18 elecciones federales, en ocho años el INE ha estado involucrado en la organización de 322 procesos electorales, entre federales y locales, ordinarias y extraordinarias, organizamos una Asamblea Constituyente, renovamos dos dirigencias partidistas a partir de la solicitud que se nos hicieron o que las instrucciones del Tribunal Electoral en ese sentido.

Además, abundó, se organizaron ya dos procesos de participación ciudadana que son la Consulta Popular y la Revocación de Mandato, es decir, 322 procesos electorales y ninguno de ellos ha estado sucedido de un conflicto post electoral.

Durante su participación en la XXXIII Asamblea General Ordinaria de Asociados de la Red de Radiodifusoras y Televisoras Educativas y Culturales de México, apuntó que las elecciones en México están sirviendo para recrear pacíficamente la disputa por el poder político y para eso se supone que son justamente las elecciones en un sistema democrático.

Comentó que el trabajo coordinado entre el INE y los OPLES no es sencillo es muy complejo, pero después de 322 elecciones se puede decir que está bastante afilado, bastante afeitado y funcional.

El segundo gran dato, abundó, es que este sistema electoral ha permitido el mayor grado de alternancias políticas en nuestra historia. Nunca antes en un periodo similar había habido tantos cambios de ganador de una elección a otro.

“El índice de alternancia, si tomamos en cuenta todas las elecciones federales de distinto tipo; presidentes, senadores, diputados, o locales, gubernaturas, diputaciones locales y alcaldías, el índice de alternancia en nuestro país ronda el 73 por ciento”, agregó.

Es decir, afirmó, la posibilidad que en México tiene, si atendemos la historia reciente de los últimos ocho años, un partido que gana una elección, de volver a ganar la ronda electoral siguiente, es apenas de una de cada tres probabilidades.

Sin embargo, aclaró, que la alternancia no garantiza democracia, sino que significa que las condiciones para una competencia equilibrada estén dadas y que, por supuesto el voto sea respetado, si hay o no una alternancia, eso depende de la voluntad de los electores expresada libremente en las urnas; “habrá quienes decidan en ocasiones que un gobierno continúe con partido continúa el gobierno, en otras que haya un cambio de gobierno.”

El hecho de que tengamos un índice de alternancia tan alto en el último periodo, aseguró, es la prueba más evidente de que esas condiciones en México existen, “no sólo me atrevería a decir que este alto registro índice de cambio, que en el caso de las elecciones de gobernador ha llegado al 70 por ciento.

Hizo notar que estos datos reflejan que en México el voto ya no solamente es asumido por la ciudadanía como una manera de nombrar o de elegir a sus representantes y gobernantes, sino también como una manera de rendición de cuentas de premiar o de castigar buenas o malas gestiones públicas.

“Y esto ocurrió con el sistema electoral que tenemos”, externo el consejero presidente del INE.

Hay otros elementos, prosiguió, que deben valorarse respecto de dónde estamos y tiene que ver con la percepción pública de las autoridades electorales. “La confianza ciudadana para los órganos electorales es una condición sine qua non para poder operar, porque cada vez que hay una elección, las autoridades electorales dependemos de que la ciudadanía decida jalar con el INE para poder hacer las elecciones una realidad.”

En México, subrayó, las elecciones dependen de un elemento clave y lo representa el hecho de que sean ciudadanas y ciudadanos quienes reciben los votos de los electores y garantizan el adecuado conteo así como la existencia de garantías de la emisión del voto libre.

Consideró que la disminución de confianza en el INE en un 13 por ciento en el primer trimestre del año, se debió en gran parte por la sistemática campaña de descalificación desde los circuitos gubernamentales. “Hoy sabemos que si no se pudieron instalar las casillas fue porque en los órganos responsables de proveer los recursos a la autoridad electoral, no lo hicieron”, precisó.

Córdova Vianello expresó que en los seis procesos electorales que están en marcha y que culminarán con las elecciones el próximo 5 de junio, necesitamos 150 mil personas y tenemos a más de 330 mil personas, aptas, dispuestas a participar con el INE, debidamente capacitadas de uno a uno 230 por ciento, si esto no es una confianza en la autoridad electoral, insisto, de la que depende que las elecciones se lleven a cabo, pues no sabría cómo calificar.

Sobre las iniciativas de reforma electoral, dijo, hay muchísimas y la más sonada es la del Presidente de la República. “Lo digo sin medias tintas, qué bueno que el titular del Ejecutivo Federal presentó su propuesta, porque ahora hay bases ciertas sobre las cuales discutir y no en especulaciones”, sostuvo.

Durante se intervención aseguro que en nuestro país desde hace mucho tiempo no se cometen fraudes electorales y, desde hace 30 años, desde que el IFE en su primero momento constituyó el Padrón Electoral, que hoy es uno de los mejores en términos de cobertura y de actualización del mundo.

“Les doy un dato, el Padrón Electoral vigente en nuestro país, que además implica el resguardo de la base de datos biométricos personales más grande que hay en México, nuestro Padrón Electoral tiene un grado de cobertura del orden de. 99.5 por ciento”, puntualizó.

Desde que tenemos este Padrón, aseveró, los muertos ya no votan, lamentablemente en México seguimos teniendo conductas fraudulentas que no son fraudes electorales, las cuales se combaten no necesariamente con reformas electorales, sino aplicando la ley e imponiendo las sanciones a quienes cometen ese tipo de fraudes.

“Las iniciativas están presentadas, la del Presidente, la de los partidos de oposición, la de los partidos aliados o integrantes de la coalición gobernante y que bueno que hoy tenemos sobre blanco y negro lo que se plantea para poder, sobre la base de eso, dirigir una discusión hacia adelante”, señaló.

Acotó que el Padrón sigue creciendo, en 2021 tuvimos 93 millones de electores inscritos, las proyecciones, atendiendo las tasas de crecimiento poblacional que el INEGI genera, para 2024 es que muy probablemente alcancemos un Listado de Electores del orden de los 97 o 98 millones de potenciales votantes, pero además el número de cargos que se va a elegir superan casi en mil a los que se eligieron en 2020, “va a ser la elección más grande por donde se le quiera ver de cara a esa elección.”

El consejero presidente del INE manifestó que no es necesaria una reforma electoral ni tampoco indispensable. Además, prosiguió, tampoco está en riesgo la democracia en 2024, debido a que nuestro sistema electoral funciona bien.

Manifestó que el instituto tiene todas las capacidades para que, en 2024, con estas reglas, organizar en su momento lo que sería la mejor elección realizada hasta entonces.

Y aclaró: “No es necesaria, ahora, si hay una reforma electoral, y mejor a lo que hoy tenemos, pues bienvenida, pero no construyamos el discurso de que si no hay reforma la democracia mexicana de cara al 24 está en riesgo.”

Para que una reforma electoral contribuya a fortalecer el sistema democrático, dijo, se requieren en primera instancia que exista un consenso, el más amplio posible, y de ser posible unánime entre los actores políticos para que haya una reforma.

“Si una reforma se limita a ser instrumentada con los números sin duda los que pide la Constitución para los cambios de la misma, o de las leyes, y se excluye a los demás, es decir, si una reforma es aprobada por mayoriteo, para decirlo de alguna manera, la reforma se va a convertir en un problema después; porque quien no haya sido involucrado en la definición de las reglas, seguramente va achacar eventuales derrotas electorales a las propias reglas que él no avaló y que no aprobó”, estableció.

La segunda condición, abundó, es que si vamos a hacer una reforma, pues que sea para mejorar lo que tenemos, “si no, no vale la pena.”

Recordó la declaración del presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Sergio González Luna, quien mencionó a un medio de comunicación que, “como las cosas ya habían cambiado era tiempo de volver a las épocas en las que la Secretaría de Gobernación organizaba las elecciones”. .

Una reforma en ese sentido, alertó, implicaría tirar a la basura 35 años de transformación política y democrática.

Si una reforma se va a hacer a partir de rencores, filias y fobias pues no vale la pena.

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