Christian Toledo Angüis
Por primera vez en este sexenio, en el mes de abril de 2022, el Gobierno Federal tuvo un saldo negativo en la balanza del estímulo a las gasolinas del Impuesto Especial de Producción y Servicios (IEPS). Esto significa que no solamente dejo de cobrar el impuesto, sino que aportó una cantidad adicional que estuvo obligado a sacar “de otra bolsa”.
Es decir, el estímulo se convirtió en subsidio.
Raquel Buenrostro, jefa del SAT, aseveró que estos saldos negativos se estarían compensando en el erario con los ingresos captados por los “excedentes petroleros”, es decir por los ingresos inesperados que Pemex esta obteniendo por la venta de un crudo “caro” según los precios internacionales.
En esta historia, como en todas, hay perdedores y ganadores.
Definitivamente pierden las finanzas públicas, al dejar de recaudar el Gobierno Federal en promedio 70 mil millones de pesos. Las más afectadas (como siempre), serán las entidades federativas, quienes dependen casi totalmente de las transferencias de recursos de la federación, en esta simulación de federalismo fiscal que vivimos desde hace muchos años.
Por el otro lado, al ser el estímulo-subsidio a las gasolinas de aplicación generalizada, ganan los consumidores de los deciles altos de la población que consumen grandescantidades de gasolina.
En medio quedan los pequeños y medianos empresarios, desde los transportistas hasta los pequeños grupos de expendedores de gasolinas, cuyos costos se dispararon y fueron víctimas de una política paliativa insuficiente, de esas que el apetito del mercado engulle sin piedad, y que al final no ha resuelto el problema de fondo.
Desafortunadamente se siguen aplicando soluciones cortoplacistas con la esperanza de que en unos meses “todo vuelva a la normalidad”. Nada mas falso que ello.
La solución definitivamente pasa por un análisis fiscal más profundo y a largo plazo.
En primer lugar, al conflicto Rusia-OTAN no se le ve una solución pronta.
Además, del “cártel de la OPEP” poco o nada ha hecho para estabilizar los precios en los últimos meses, tan es así que la organización ha sido un cero a la izquierda en tiempos recientes. Seguramente por miedo a hacer enojar a la madre Rusia.
Por otro lado, la política anticíclica keynesiana de los Estados Unidos de inundar el mercado con dólares americanos continúa vigente y aparentemente no parará en el corto plazo. Con ello, la inflación seguirá en dígitos que hace una década eran impensables.
En este contexto, el estímulo-subsidio a la gasolina parece una política condenada al fracaso.
¿Qué hacer entonces? En primer lugar, parecería una necedad mantener esta política de subsidio generalizado, que beneficia en una misma escala tanto al más necesitado como al voraz consumidor.
Si vamos a subsidiar, hagámoslo bien.
Que se subsidie directamente al sector primario. Sí, todos sabemos que ya se hace, pero podría haber lugar a más. Por ejemplo, se podría implementar una política de precios garantizados que estimule la producción agrícola y pecuaria, que absorba las variaciones en los precios del mercado (entre ellos los de las gasolinas), y que garantice una ganancia digna a los productores.
También podrían explorarse estímulos directos en el precio de las gasolinas, pero solamente para ciertos sectores productivos. Esta mecánica funciona en algunos países europeos, donde solamente algunos contribuyentes tienen acceso a precios subsidiados. La política se aplica usualmente sólo para el consumo de diésel, ya que resultaría un sinsentido subsidiar gasolinas de alto octanaje. En algunos lugares, los contribuyentes acreditan su derecho en la gasolinera a precios subsidiados con una tarjeta electrónica que se les otorga para tal efecto. Sí, sería una política compleja de implementar, pero no imposible.
Urge, además, estimular la adquisición de vehículos eléctricos o al menos híbridos. Es una realidad que en unos años todos los que somos fans del uso de automóvil terminaremos conduciendo uno de ellos. Depende del Gobierno Federal si quiere que esto pase en 2030… o hasta 2050.
Y bueno, hablar de un transporte público de calidad en las ciudades grandes y medianas con problemas de modalidad en México ya parece mucho pedir, más si continuamos estrangulando financieramente a las entidades federativas desde las oficinas sitas en el centro de la capital.
Definitivamente en todos estos sitios es donde tendrían mejor cabida los excedentes petroleros y no en el tanque lleno de las Suburban blindadas que adornan los camellones de Masaryk… y también los estacionamientos de algunas oficinas públicas.
Sobre el Autor
ESTUDIOS PROFESIONALES
Es Doctor en Derecho por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, obteniendo el grado en el año 2022.
También cuenta con la Maestría en Derecho Fiscal por la Universidad de las Américas Puebla, grado que obtuvo en el año 2009.
Es Licenciado en Derecho por la Universidad de las Américas Puebla, donde obtuvo el reconocimiento magna cum laude en el año 2006.
Mientras cursaba sus estudios de Licenciatura fue elegido dentro del programa Virrey de Palafox y Mendoza para cursar parcialmente durante los años 2003 y 2004 sus estudios en la Universidad Pública de Navarra, en Pamplona, España, institución que le expidió el certificado de estudios correspondiente.
EXPERIENCIA LABORAL
Se ha desempeñado laboralmente tanto en el ámbito público como en el privado.
En el ámbito público, se ha desempeñado principalmente en organismos electorales, colaborando en el Instituto Electoral del Estado de Puebla como Consejero Municipal de Puebla Capital, Analista de Trámite y Vocal de la Unidad Administrativa de Acceso a la Información, así como Coordinador de Comunicación Social, en el periodo comprendido de los años 2007 a 2012.
En el Instituto Nacional Electoral se ha desempeñado como Consejero Electoral Distrital en el Distrito 09 con sede en Puebla capital, del año 2017 al año 2022.
En el ámbito privado, se ha desempeñado como consultor y asesor jurídico de diversas empresas del ramo de la construcción, inmobiliaria, fútbol profesional, espectáculos públicos, así como diversas instituciones del sector financiero, principalmente brindando asesoría en materia corporativa, mercantil, fiscal, de regulación financiera, prevención de lavado de dinero, entre otras.
EXPERIENCIA DOCENTE RECIENTE
Ha sido catedrático en la Licenciatura de Derecho y en la Maestría en Derecho Fiscal en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, y en la Universidad del Valle de Puebla.
ÁREAS DE INTERÉS
Regulación electoral, mecanismos de participación ciudadana, finanzas públicas, regulación de mercados financieros, regulación mercantil y societaria, regulación bursátil, impuestos, prevención de lavado de dinero.